Debí quedarme dormida en el bosque porque cuando volví a la realidad ya había amanecido.
Ahora sí que veia las cosas con claridad, pero decidí no seguir adelante, era como si el amanecer del día hubiera hecho a mi cabeza cambiar de opinión. Había una parte de mí que me pedía a gritos seguir en el internado, como si algo tubiera que ver conmigo.
Así que decidí volver hacía el internado.